Che Guevara, las manos de un hombre pleno

T Bunke para Fuser News

Quien decide la medicina como oficio debe tener amor por la humanidad, quien empuña las armas para liberar a los pueblos, también. El Che Guevara hizo ambas

94 años se cumplen del natalicio de Ernesto Guevara de la Serna, un hombre de pensamiento profundo y complejo, tanto como poético y científico; un hombre pleno.

Un terco al que le prohibieron el ejercicio físico por asmático, terminó andando en bicicleta durante un año. Fundó la revista Tackle a los 20 años para publicar sus escritos y a los 23 pretendía cruzar el continente a bordo de la “Poderosa II”, una motocicleta Norton de 500 cc de la cual decía que parecía un “animal prehistórico”. El mismo al quien sus compañeros de Rugby le llamaban “Fuser” uniendo las palabras furibundo por su carácter y forma de jugar con Serna por uno de sus apellidos.

 

Un argentino del mundo 

 

Nacido en Rosario, Argentina, su nacionalidad era el antiimperialismo. Su sed de libertad se regó por el continente sembrando una semilla cuyos frutos aún se recogen.

Cuba, Bolivia, Guatemala, incluso las selvas del Congo supieron de su mano combativa contra el imperialismo.

Escritor, fotógrafo, jugador apasionado de ajedrez, lector incansable y estratega militar autor de la “Guerra de guerrillas” y “Pasajes de la guerra revolucionaria”, las manos del Che Guevara dejaron obra y pensamiento necesarios para una humanidad urgida, precisamente, de humanidad.

“Disparen, aquí hay un hombre” fueron sus últimas palabras ante el pelotón de fusilamiento que, por órdenes de la CIA, lo ejecutó ejerciendo pena de muerte contra el hombre más temido por el imperialismo estadounidense.

 

El símbolo Che Guevara

 

Mutilar sus manos, como salvaje método de identificación forense fue una excusa, lo que quisieron fue crear un símbolo, transmitir un mensaje para quienes osaran levantar las armas contra los intereses de los Estados Unidos en Latinoamérica.

La tierra de La Higuera, en el Valle Grande de Bolivia, absorbió la sangre derramada por la infamia. El Che Guevara, que con sus manos quiso sanar la honda herida del imperialismo en todo el continente, cayó. Pero de nada sirvió matar la carne porque su pensamiento está vigente.

El cantautor cubano Carlos Puebla lo dejó en la canción “Hasta siempre, comandante”:

“Aquí se queda la clara, la entrañable transparencia, de tu querida presencia, comandante Che Guevara.”

Mientras el venezolano Ali Primera en “Hacen mil hombres nacieron” cantó:

“Tus manos las está besando el pueblo. Tus manos, tus manos, Che, tus manos llenan de fe, llenan de fe en la victoria.

En el diario recuperado tras su muerte, el Che Guevara tenía anotaciones tácticas propias de un comandante en el frente de batalla, pero a los asesinos algo les llamó la atención, también había notas de poemas de Pablo Neruda.

Ese hombre al que mataron tenía amor en la mirada, vocación sanadora en las manos y puntería revolucionaria en el ceño, tal vez por eso quedó de ojos abiertos, para que aún después de muerto, el enemigo viera claramente la furia de quienes luchan por la libertad de los pueblos.

 

 

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